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Manifiesto de El Colectivo PUCE (2012)

 

NOSOTROS, estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador sede Quito, considerando:

 

  • Que la universidad como institución y comunidad debería perseguir una imperativa misión emancipadora y de servicio para con la sociedad, y es, al mismo tiempo, el espacio propicio donde los estudiantes deben desarrollar numerosas actividades que contribuyan a su formación integral en diversas esferas como la humana, académica, cultural, social, y por supuesto la política;

  • Que  producto de la mercantilización del conocimiento, la institución ha devenido en una organización movilizada por ideas empresariales, clientelares y consumistas, relegando a un segundo plano su misión humanística y transformando al estudiante en un elemento pasivo y complaciente, en lugar del sujeto activo, crítico y propositivo que debe ser;

  • Que la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, nuestra casa de estudios, en tanto institución de educación sin fines de lucro, pontificia, privada y cofinanciada, presenta un específico escenario con numerosos beneficios pero también con inconvenientes, entre los cuales se cuentan: el problema de la transparencia de la información, el imperio de la lógica de la ganancia, la falta de participación estudiantil, la forma de sus prácticas  políticas, entre otras;

  • Que la FEUCE-Q, organismo oficial de representación estudiantil en la PUCE, ha demostrado sus limitaciones para defender adecuadamente los intereses estudiantiles. Que debido a las restricciones que encierra en sí mismo su rol en la estructura universitaria y a la viciada ejecución de su modelo representativo, ha tenido como resultado la falta de legitimidad y acogida entre los compañeros estudiantes; prueba de ello es la escasa labor que la federación ha realizado a lo largo de los años en pos de una verdadera política estudiantil y la apatía general de los compañeros frente a las diferentes administraciones. Así, la FEUCE-Q ha devenido prácticamente en una figura protocolaria y administrativa;

  • Que en el actual escenario político, la PUCE ha adoptado una postura rígida frente a las reformas impulsadas por el gobierno de turno; el cuál, habiendo logrado una fortaleza estructural sin precedentes y siguiendo un plan de desarrollo nacional, ha potenciado procesos de burocratización y tecnocratización en el campo educativo. En este conflicto, las posiciones oficiales de la autoridad universitaria y del gobierno, han obviado tristemente la voz de los estudiantes, amenazando con vulnerar los principios de autonomía universitaria y cogobierno;

 

Por tanto, hemos decidido agruparnos en El Colectivo, una organización de naturaleza política-cultural sin fines electorales, con la cual nos planteamos iniciar un profundo proceso de análisis, de crítica y autocrítica estudiantil, y de transformación de la universidad, en beneficio de nuestros compañeros y de toda la sociedad. Este cambio únicamente podrá llevarse a cabo por medio de la metamorfosis consciente de las estructuras y de los diferentes actores de la comunidad.

 

Para la consecución de este fin, apostamos por la creación de una base estudiantil comprometida que se vincule con procesos de cambio, a través de la construcción de núcleos y redes estudiantiles de debate y trabajo. De esta manera, consideramos que podemos dar un salto cualitativo hacia una consciencia de la responsabilidad que como estudiantes tenemos y así asumir nuestro papel como actores de cambio social.

 

Creemos, además, en la necesidad de forjar espacios interdisciplinarios que fomenten una formación holística, el respeto a diferentes posturas político-ideológicas y el trabajo mancomunado. Así, se podrá constituir un proceso emancipatorio que posicione a los estudiantes universitarios como actores proactivos, frente a la situación de otros actores sociales y a la realidad que nos rodea. Queremos la construcción colectiva de una voz estudiantil universitaria original, no viciada por intereses partidistas o utilitarios.

 

De esta manera, y con el tiempo, aspiramos a fortalecer la voz estudiantil y, por medio de la reproducción del proyecto en otros espacios, lograr que ella tenga cabida en los procesos locales y regionales de trascendencia. Solamente así, renunciando a la inmediatez y a la práctica de pisotear los medios para alcanzar un fin determinando, y abogando por un proceso diverso, desinteresado y comprometido, será posible la ejecución de acciones paralelas para la reconstrucción y reconfiguración de los modelos e instituciones de acuerdo a las necesidades de sus actores.

 

Nuestra posición política no pretende militar en la oposición insensata o a su vez en la condescendencia ciega frente a la Academia, al gobierno y otras instituciones. Somos estudiantes sin la mínima intención de solamente acatar órdenes y ser una pieza más en los juegos políticos; exigimos, por tanto, el derecho de forjar y compartir el camino que responda a nuestras necesidades colectivas.

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